sábado, 17 de enero de 2015

Howard Gardner

Howard Gardner (Scranton, Estados Unidos, 11 de julio 1943) es un psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, conocido en el ámbito científico por sus investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por haber formulado la teoría de las inteligencias múltiples, la que lo hizo acreedor al Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2011.
Gardner expresa esta idea de forma tajante cuando dice que “los seres humanos han evolucionado para mostrar distintas inteligencias y no para recurrir de diversas manera a una sola inteligencia flexible”. Por otra parte, Gardner cuestiona que las diversas aptitudes de una persona puedan evaluarse mediante procedimientos verbales o escritos.
Además cree que es un error suponer que tenemos una inteligencia que funciona con independencia de la cultura que nos ha tocado vivir. La idea de Gardner es que “la inteligencia es el resultado de conocimientos impuestos genéticamente y de condicionantes propios del contexto inmediato en el que aprendemos”, es decir, ni el cerebro ni la mente pudo ser igual en el Neolítico que un país desarrollado o que en un país subdesarrollado en la actualidad.
Teniendo en cuenta lo anterior podemos decir por tanto que ni nuestras inteligencias ni la visión global de los fenómenos que elaboramos con su ayuda residen solo en el cerebro de cada persona. Los seres humanos somos inteligencias colectivas interconectadas con quienes nos rodean, con sus intereses, valores, creencias, conocimientos, tradiciones y utensilios (Gardner, 1993, p. 142 y 1994, p.13)
Para Gardner no se puede medir la inteligencia pura, ni siquiera aunque admitamos la existencia de múltiples inteligencias ya que las inteligencias siempre se expresan en contextos, en disciplinas y en ámbitos específicos. Cabe destacar que no existe la inteligencia pura, pero sí que hay una inteligencia espacial que se expresa cuando practicamos un deporte como el ajedrez o cuando realizamos un rompecabezas. Estos son ámbitos en los que aplicamos nuestras inteligencias, pero de esto no debemos deducir que cada ámbito, como por ejemplo en la interpretación musical, se exprese solamente inteligencia musical, al contrario, casi todos los ámbitos requieren la destreza de un conjunto de inteligencias y a la inversa, toda inteligencia puede aplicarse en diferentes ámbitos (Gardner, 1994, p.16).
El objetivo de Gardner era ampliar el alcance del potencial humano más allá de una cifra de coeficiente intelectual (CI) ligándolo al entorno cultural del aprendizaje.
Gardner define la inteligencia como “la capacidad de resolver problemas, o de crear productos, que sean valiosos en uno o más ambientes culturales” (Gardner, 1994, p.10).
A partir de esta definición, apoyándose en pruebas bilógicas y antropológicas, presenta hasta ocho criterios distintos que una capacidad debe reunir para ser denominada inteligencia. Entre estos criterios podemos destacar:
-  Que pueda mostrar cierta capacidad para codificar en un sistema simbólico. Este es para Gardner uno de los mejores indicadores de un comportamiento inteligente. Cada persona debe poseer su sistema simbólico. Por ejemplo, la inteligencia espacial tiene sus lenguajes gráficos, la lingüística tiene sus diferentes idiomas…
-  Que haya evidencias de lesiones en áreas del cerebro que han dañado una inteligencia concreta dejando a las demás intactas. Esto sería una evidencia de que cada inteligencia se localiza en una zona del cerebro, por lo que, más que cerebro izquierdo y derecho, tendríamos varios sistemas cerebrales.
-  Que haya casos de niños excepcionales capaces de operar a niveles muy altos en una inteligencia determinada mientras que no destacan en otra.
-  Que sea posible descubrir la trayectoria del desarrollo de una inteligencia. Es decir, que  podamos describir para cada inteligencia su momento de aparición en la primera infancia, su momento de esplendor a lo largo de la vida y su momento de declive a medida que envejecemos.
-  Que sea posible encontrarle una explicación evolucionista. Gardner está convencido de que cada una de las ocho inteligencias hunde profundamente sus raíces en la evolución de las especies. Para Gardner “somos una especie que ha evolucionado hasta adquirir el lenguaje y ha aprendido a conceptualizar en términos espaciales, a comprender a otros individuos y a nosotros mismos…”
Si la cognición no se puede entender como una capacidad unitaria, ¿sabemos cuántas inteligencias tenemos? La respuesta inicial de Gardner fueron siete inteligencias, relacionadas cada una de ellas a la que posteriormente se le incorporó otra. “Todos los seres humanos poseen y muestran estas inteligencias en cantidades variables y las combinan y utilizan de modo personal. Lo que nos diferencia es la intensidad con la que se manifiestan estas inteligencias y la forma en que se combinan entre sí para realizar determinadas tareas y progresar en diferentes ámbitos de la vida”.
A continuación, expondremos estas inteligencias brevemente:
-  La inteligencia lingüística: “es la capacidad de utilizar las palabras de manera eficaz, ya sea oralmente o por escrito”. Incluye la capacidad de manejar la sintaxis, la semántica y la pragmática.
-  La inteligencia lógico-matemática: “es la capacidad de manejar los números con eficacia y razonar bien con ellos”. Incluye la sensibilidad para las relaciones lógicas e implica categorizar, deducir, clasificar, hacer cálculos…
-  La inteligencia espacial: “es la capacidad de percibir el mundo visual y espacialmente, y de operar transformaciones basadas en esas percepciones”. Implica la sensibilidad hacia las líneas, colores, la forma, el espacio… e incluye la capacidad de representar gráficas, orientarse en el espacio.
-  La inteligencia cinético-corporal: “consiste en el dominio del propio cuerpo para expresar ideas y sentimientos”. Incluye habilidades físicas específicas como el equilibrio, la coordinación, la destreza, la fuerza, la flexibilidad…
-  Inteligencia Musical. Los menores se manifiestan frecuentemente con canciones y sonidos. Identifican con facilidad los sonidos.
-  Inteligencia Interpersonal (inteligencia social). Se comunican bien y son líderes en sus grupos. Entienden bien los sentimientos de los demás y proyectan con facilidad las relaciones interpersonales.
-   Inteligencia Intrapersonal. Relacionada con la capacidad de un sujeto de conocerse a sí mismo: sus reacciones, emociones y vida interior.
A estas siete líneas de inteligencia, inicialmente descritas (1983), Gardner añadió posteriormente una octava, la inteligencia naturalista o de facilidad de comunicación con la naturaleza; que consiste en el entendimiento del entorno natural y la observación científica de la naturaleza como la biología, geología o astronomía.
La diversificación del desarrollo cognitivo que preconiza la teoría de las inteligencias múltiples ha venido a indicar líneas de acción pedagógica adaptadas a las características del individuo, modos de comunicación más eficaces y aplicaciones tecnológicas con un grado de conectividad adecuado al perfil intelectivo de sus usuarios.
Para Gardner, la inteligencia natural IQ no es un sustrato idéntico de todos los individuos, sino una base biopsicológica singular, formada por combinaciones de potencialidades múltiples que no siempre se despliegan como consecuencia de una educación estandarizada que no distingue los matices diferenciales del individuo.
En términos de mediación cultural e informativa esta disección de las capacidades perceptivas y, consecuentemente, de las demandas intelectivas permite explorar nuevas vías de acercamiento a los llamados objetivos públicos, generalmente descritos mediante parámetros sociológicos y de acuerdo con los intereses del emisor o de quienes usan los soportes. El análisis de la recepción a partir de las potencialiades perceptivas e intelectivas sugiere una relación nueva entre el creador del mensaje y la audiencia.
Gardner estudia asimismo el liderazgo, cómo se forma éste y su relación con las modas, con la diseminación de las actitudes a través de la comunicación. Es inimaginable un líder que no comunique bien, que no transmita los valores que le sustentan ante la opinión pública. Al revés, el líder debería saber describir estrategias de comunicación que le hagan llegar a públicos heterogéneos y especializados, esto es, que tenga en cuenta la naturaleza diversificada de las mentes perceptivas, su sensibilidad y desarrollo cognitivo.

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